El césped natural es el único pavimento que está formado por un ser vivo, a diferencia de los demás que son materiales inertes. Esta circunstancia hace que sea uno de los pavimentos más complejos y del que tan sólo se puede realizar una mera aproximación al conocimiento de sus principales características y de su mantenimiento.

Para el mantenimiento del césped natural deberemos, además de conseguir que el pavimento responda a una serie de características requeridas por los deportes que lo utilicen, velar por la salud de la planta y cuidar de ella, ya que muchas de las propiedades que los deportes demandan dependen principalmente de que la planta esté sana.

Los pavimentos de césped natural que se utilizan para deportes están realizados con una pradera deportiva que se compone principalmente de los siguientes elementos:

Capa drenante: Compuesta en la mayoría de casos por gravas o zahorras de granulometría variable de un espesor medio de unos 30 cm. Esta capa evita el encharcamiento y el exceso de humedad en la zona de enraizamiento y en la superficie del césped. En algunos casos el drenaje se responsabiliza únicamente a zanjas que recogen el exceso de agua o incluso al propio terreno si se dan unas características adecuadas. Estos sistemas son de peor calidad, pero pueden llegar a funcionar.

Sustrato: Esta capa es la zona de enraizamiento y la que sirve de base para el crecimiento de la planta. Normalmente se coloca un geotextil entre la capa drenante y el sustrato. El sustrato debe cumplir las propiedades de servir de soporte físico del sistema radicular, de permitir el intercambio de gases necesario y la aireación de las raíces y evitar el encharcamiento. Para ello su composición ideal para un terreno deportivo sería un sustrato de arena de pura calidad (preferentemente de sílice y lavada de río) de granulometría comprendida entre 0,125 mm y 1 mm y de unos 10 cm de espesor. Este tipo de sustrato tiene como ventajas la aireación permanente de las raíces, que el campo no se compacte, evitar el proceso de mezcla de suelo con arena y que el drenaje sea perfecto. En cambio la desventaja es el coste elevado y la inestabilidad que puede generarse cuando el sistema radicular no es compacto, como por ejemplo, en presencia de hongos, recién sembrado, etc. Por ello, la arena se suele mezclar con una baja proporción de finos que le aporten cohesión. También se suelen realizar mejoras físicas de terrenos preexistentes mediante el aporte de arena y su mezcla con el terreno. Estas actuaciones aunque de peor calidad son más económicas y más estables en caso de pérdida de cobertura vegetal (Campos de entrenamiento o de bajo mantenimiento).

Capa vegetal: Como último componente del pavimento se encuentra la capa vegetal donde se encuentran los tallos, brotes y hojas de la planta. El césped se puede componer de varias especies o de una mezcla de ellas. Cada especie o variedad tiene una serie de características.

A continuación se describen algunas que se pueden ajustar a las necesidades de una pradera deportiva:

Poa Pratense

  • Color verde azulado.
  • Resiste mucho el pisoteo.
  • Crecimiento lento, se debe combinar con Ray-grass o fetusca.

Lolium Perenne (Ray-Grass)

  • Rápida germinación.
  • Resistente al pisoteo.
  • Tolera el frío.
  • Resiste moderadamente la salinidad.
  • Ideal para resiembra.
  • Resistencia a hongos.
  • Exige mucha agua y abono debido al crecimiento rápido.

Especies para climas cálidos – mediterráneos:

Cynodon Dactilon (Bermuda)

  • Resiste a la sequía.
  • Tolera la salinidad del suelo y de las aguas de riego.
  • Resiste el pisoteo.
  • Resistente a los hongos.
  • Si la temperatura es inferior a 10° C se detiene el crecimiento y amarillea.

Zoysia Japonica (Zoysia)

  • Césped fino, pisable y resistente.
  • Potentes raíces que aguantan una falta de agua.
  • Crecimiento lento que permite espaciar o aumentar los periodos entre siegas.
  • Resiste cierta salinidad.

Fetusca Arundinacea (Fetusca alta o Cañuela alta)

  • Hojas anchas duras y bastas (5-10 mm).
  • Césped poco denso, pero muy resistente.
  • Bajo mantenimiento y alta adaptación a condiciones adversas.
  • Resistente a la aridez, el pisoteo y el arrancamiento.
  • Necesita menos aporte de agua que otras especies.
  • Magnífico estado sanitario, gran capacidad de autodefensa y recuperación.

Las características que se le requieren a esta última capa viva dependen del tipo de deporte que se practique sobre él, y que repasamos a continuación:

Rugby

Es el deporte que más propiedades demanda al césped. Éste deberá tener un sistema radicular profundo que le confiera resistencia para las tracciones que se producen en las melés y otros lances del juego. Además, este deporte necesita que el soporte tenga una alta absorción de impactos, que sea bastante elástico. Para ello se utilizará un corte alto de siega y se intentará que la densidad del césped sea alta y la del terreno baja. Debido a las altas solicitaciones mecánicas a las que se ve sometido es necesario que el césped tenga también un alto grado de regeneración.

Fútbol y Fútbol 7

Estos deportes solicitan al césped menos resistencias mecánicas que el Rugby, aunque también son elevadas. Así pues el césped no tiene por qué tener un sistema radicular muy profundo. En cuanto a la absorción de impactos, requieren también que el campo sea elástico. Esto se conseguirá con la ayuda de una porosidad elevada del terreno (alto grado de arena que evita la compactación) y de una altura de siega no muy baja, aunque este aspecto incide en otra característica que se le demanda al terreno de juego en estas superficies: la rodadura del balón. Ésta, en la mayoría de los casos, necesita que el rozamiento sea bajo (campo rápido) y para ello requerirá una altura de siega baja, aunque también podemos tener en cuenta que el rozamiento se puede disminuir con un riego previo a la disputa del partido.