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La sostenibilidad: un giro necesario

Los problemas medioambientales que causan las ciudades han supuesto un gran motivo de preocupación para todos en los últimos tiempos, por lo que se ha planteado la sostenibilidad como un giro necesario. Como consecuencia de esta inquietud, la Comisión Mundial de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo redactó en 1987 el informe “Nuestro Futuro Común”, que analizaba los problemas asociados al desarrollo incontrolado. En este documento se introduce el concepto del “desarrollo sostenible”, como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.

Partiendo de esa idea, un desarrollo sostenible debe basarse en varios principios: el uso eficiente de los recursos naturales, el respeto de la capacidad de regeneración del medio, la necesidad de compartir riqueza y responsabilidad, la precaución ante la repercusión ambiental de cualquier actuación, y el hecho de involucrar todos los factores implicados para resolver los problemas.

En definitiva, la sostenibilidad supone una nueva visión de nuestro entorno que aporta una base sobre la que trabajar para reorientar el desarrollo de una sociedad distinta.

Una zona verde, por favor

Vivimos en una gran ciudad. Aunque pretendamos llamarla “ecosistema urbano”, está claro que no sigue las reglas del equilibrado mundo natural: es un entorno impermeable con demasiado consumo, demasiados residuos y demasiado cemento.

Dentro de este sistema artificial, los jardines, los árboles, las terrazas, e incluso una simple maceta, aportan un toque de naturaleza, cumpliendo funciones esenciales como producir oxígeno y absorber partículas contaminantes, aumentar la diversidad de especies animales y ofrecer un espacio para el descanso, el ocio y el placer emocional. En resumen: calidad de vida.

Por eso, aunque la ciudad nos ofrece comodidad y muchas oportunidades para trabajar y relacionarnos, algo en nuestro interior disfruta en contacto con la naturaleza. El jardín es una buena manera de acercarnos a nuestro hábitat original, de participar y recrear los procesos de la vida, rodeándonos de un ambiente armónico y tranquilo. Pero un jardín sostenible va más allá del mero espacio verde: supone la posibilidad de realizar un cambio en la manera de hacer las cosas.

¿Por qué un jardín sostenible?

En una sociedad dirigida por el “corto plazo”, la idea de la sostenibilidad nos invita a mirar más allá de nuestro simple bienestar o beneficio personal. Una actitud sostenible se puede aplicar en muchos aspectos de la vida cotidiana y, por supuesto, al realizar nuestro jardín o conseguir unas plantas para nuestra terraza.

Pero ¿qué diferencia a un jardín convencional de uno sostenible? El convencional crea una estética agradable, pero no siempre planifica el ahorro de recursos, no tiene en cuenta la adaptación de las plantas al medio y tampoco considera la posibilidad de usar y producir productos reciclables. Por el contrario, el jardín sostenible crea belleza adaptándose a las condiciones naturales de la zona, sin desperdiciar preciosos recursos y respetando el entorno, intentando siempre producir y usar productos reciclables y naturales.

¡Todos podemos crear un jardín sostenible!

Muchas personas podrán pensar que si no tienen un espacio grande para crear un jardín, este artículo no es para ellos. Al contrario, a cada pedacito de naturaleza podemos llamarlo jardín, y podemos crearlo y disfrutarlo con criterios sostenibles. Un balcón o unas cuantas macetas son suficientes para crear nuestro jardín personal y hacerlo con buenas prácticas ambientales. Colaborar para mejorar nuestro medio ambiente no es una utopía: la suma de todos esos pequeños jardines contribuye a cambiar las cosas ¡Empecemos desde nuestra casa!

Técnicas apropiadas para aplicar el mulch

El mulch o acolchado, es el término utilizado en jardinería y agricultura para referirse a la cubierta protectora que se extiende sobre el suelo, principalmente para modificar los efectos del clima local de las plantas. Existe una amplia variedad de materiales, tanto naturales como sintéticos, para este propósito y se colocan sobre el suelo para mantener la humedad y mejorar las condiciones del mismo. El uso de mulch es una de las mejores prácticas que el dueño de una residencia puede hacer para mantener la salud de sus árboles. El mulch puede reducir la pérdida de agua del suelo, mejorar su estructura y minimizar el crecimiento de hierbas. Un paisaje puede volverse muy atractivo si el mulch se aplica de manera adecuada; de no ser así, los árboles y demás plantas del jardín pueden sufrir daños significativos si la capa es muy profunda o si se utilizan materiales inapropiados.

Beneficios de aplicar el mulch apropiado

  • Ayuda a mantener el suelo húmedo. La evaporación se reduce y la necesidad de regar puede minimizarse.
  • Ayuda a controlar las hierbas. Una capa de 5 a10 cm de grosor de mulch puede reducir la germinación y el crecimiento de las malas hierbas.
  • Actúa como modulador natural de temperatura. El mulch mantiene el suelo más tibio en invierno y más fresco en verano.
  • Diversos tipos de mulch sirven para mejorar la aeración, la estructura del suelo (el agregado de las partículas del suelo) y con el tiempo, el drenaje.
  • Algunos tipos de mulch pueden mejorar la fertilidad del suelo.
  • Una capa de mulch puede inhibir algunas enfermedades en las plantas.
  • Cuando se coloca alrededor de los árboles, facilita su cuidado y puede reducir las posibilidades de daño por los cortadores de hierbas o las “quemaduras” causadas por las podadoras de césped.
  • Puede darle a las áreas con plantas un acabado uniforme y una apariencia de buen mantenimiento.

Los árboles que crecen en su ambiente natural tienen las raíces de anclaje en un suelo bien aireado y rico en nutrientes esenciales. El suelo está cubierto por hojas y materia orgánica que reabastecen los nutrientes y proveen un ambiente óptimo para el crecimiento de las raíces y la absorción de nutrientes. El paisaje urbano, sin embargo, es generalmente un ambiente más hostil, con suelos malos, poca materia orgánica y grandes fluctuaciones en temperatura y humedad. Añadir entre 5 a 10 cm de mulch orgánico puede ayudar a simular un ambiente más natural y mejorar la salud de las plantas.

El sistema radical de un árbol no es una imagen exactamente igual a su copa. Las raíces de un árbol pueden extenderse una gran distancia alrededor y más allá del tronco. Aunque muchas prácticas de mantenimiento inician a partir de la línea de goteo -la parte más externa de la copa- las raíces pueden crecer mucho más allá. Además, muchas raíces finas de absorción, están localizadas a sólo unas cuantas pulgadas de la superficie del suelo. Estas raíces necesitan oxígeno para sobrevivir y son esenciales para la toma de agua y minerales. Una capa fina de mulch puede mejorar la estructura del suelo, los niveles de oxígeno, la temperatura y la humedad disponible en el área en donde crecen estas raíces.

Tipos de mulch

Existen muchas formas comerciales de mulch. Los dos grupos principales son los orgánicos y los inorgánicos. Los inorgánicos incluyen varios tipos de piedras, piedra volcánica, goma pulverizada, y materiales geotextiles, entre otros. El mulch inorgánico no se descompone rápidamente, por lo que no necesitan ser reabastecidos con frecuencia. Por otro lado, no mejoran la estructura del suelo, no añaden materia orgánica ni proveen nutrientes. Por estas razones muchos horticultores y arbolistas prefieren el mulch orgánico.

El mulch orgánico incluye astillas o virutas de madera, hojas de pino, corteza de árboles, cáscaras de cacao, hojas, mulch mixto y una gran variedad de otros productos generalmente derivados de plantas. El mulch orgánico se descompone a diferentes ritmos dependiendo del material. Los que se descomponen más rápido se tienen que reabastecer con más frecuencia. Debido a que el proceso de descomposición mejora la calidad del suelo y su fertilidad, muchos arbolistas y otros profesionales de la arboricultura consideran benéfica esta característica, a pesar de que aumenta la necesidad de mantenimiento.

¡No use demasiado mulch!

El mulch es benéfico, pero en exceso puede ser dañino. La recomendación general de profundidad de mulch es entre 5 a 10 cm) de grosor. Desafortunadamente, el paisajismo en Norte América está siendo víctima de un exceso de mulch. El término “volcanes de mulch” ha surgido recientemente para describir el apilamiento de mulch alrededor de los troncos de los árboles. Muchos tipos de mulch orgánico tienen que ser reabastecidos, pero el ritmo de su descomposición varía. Algunos, como el de ciprés, permanecen intactos por años. Añadir una capa anual (generalmente para que su color sea visualmente agradable) crea una cubierta demasiado profunda que podría ser poco saludable. Las capas de mulch muy profundas pueden ser efectivas para controlar hierbas y reducir el mantenimiento, pero generalmente causan otros problemas.

Problemas asociados con el manejo inapropiado del mulch

  • El mulch muy profundo puede ocasionar exceso de humedad en la zona de las raíces, lo que puede estresar a la planta y causar pudrición las raíces.
  • Apilar el mulch alrededor del tronco o ramas de las plantas puede estresar al tejido y propiciar enfermedades y problemas con insectos.
  • Algunos tipos de mulch, especialmente los que contienen césped cortado, pueden afectar el pH del suelo. El uso continuo de ciertos tipos de mulch durante períodos largos puede propiciar deficiencias de micronutrientes y toxicidades.
  • El mulch apilado contra el tronco de árboles jóvenes puede crear un hábitat para roedores que muerden la corteza y estrangulan al árbol.
  • Las capas muy gruesas de mulch de textura fina pueden convertirse en una manta que podría impedir que el agua y el aire penetren. Además, puede convertirse en suelo que acumula agua y promover  el crecimiento de hierbas.
  • El mulch anaeróbico “agrio” podría generar olores fuertes, y el alcohol y los ácidos orgánicos generados  podrían ser tóxicos para las plantas jóvenes.

El mulch adecuado

Es evidente que la selección del tipo de mulch y el método de aplicación pueden ser importantes para la salud de las plantas en el jardín. A continuación se mencionan algunas indicaciones importantes respecto a la aplicación del mulch.

  • Inspeccione las plantas y el suelo donde piensa añadir mulch. Averigüe si el drenaje es adecuado. Averigüe si las plantas podrían verse afectadas por el tipo de mulch seleccionado. La mayoría de los tipos de mulch disponibles funcionan bien en la mayoría de los trabajos paisajistas. Algunas plantas podrían beneficiarse del uso de mulch ligeramente ácido como la corteza de pino.
  • Si ya hay mulch, verifique su profundidad. No añada mulch si ya hay una capa adecuada en el lugar. Revuelva con un rastrillo el mulch viejo para romper cualquier capa acolchonada y refrescar su apariencia. Algunas compañías de mantenimiento paisajista rocían el mulch con un tinte de aceite vegetal soluble en agua para mejorar su apariencia.
  • Si el mulch ha sido apilado contra tallos o troncos de árboles, retírelo varias pulgadas, dejando expuestas la base del tronco y la corona de raíces.
  • Generalmente se prefieren el mulch orgánico a los inorgánicos debido a que mejora las propiedades del suelo. Si utiliza mulch orgánico, deberá estar bien aireado y preferiblemente compostado. Evite el mulch orgánico con olor agrio.
  • Las virutas o astillas de madera compostadas pueden ser buen mulch, especialmente cuando se combinan con hojas, corteza y madera. Se pueden usar pedazos de madera astillada fresca alrededor de árboles y arbustos establecidos. Evite usar pedazos de madera que no están composteados, y que han sido apilados y no han tenido contacto con el oxígeno
  • En lugares con buen drenaje añada entre 5 a 10 cm de mulch. Si hay problemas de drenaje deberá usar una capa más fina. Evite colocar mulch contra el tronco de los árboles. Coloque el mulch hasta la línea de goteo o más afuera.

Recuerde: Si el árbol pudiera hablar sobre el tema le pediría que todo su sistema de raíces (que generalmente se extiende más allá de la línea de goteo) se cubriera con mulch.

Falsas verdades en jardinería

La jardinería es un mundo apasionante del que podemos beneficiarnos mucho. Y no se refiere sólo a lo gratificante que es construir un jardín o cuidar de las plantas, sino también a la tranquilidad que se tiene cuando estamos con ellas. Aún y así, también en él encontramos una serie de falsas verdades que pueden confundirnos.

Para evitar que esto suceda, vamos a ver qué mitos de jardinería existen a la hora de construir nuestro propio jardín, y si son verdad o por el contrario es mejor ignorarlos.

“Si el terreno tiene desniveles, hay que eliminarlos”.

Para conseguir un jardín bonito, no es imprescindible una superficie alisada. Es mejor mantener su perfil y crear distintos niveles, que aporten profundidad, amplitud y estética con un diseño apropiado. Además, resulta costoso el movimiento de tierra para allanar una parcela, aunque sea pequeña.

“Un jardín mediterráneo es un secarral lleno de arbustos espinosos”.

Por supuesto que no. Dentro de la flora mediterránea hay especies con todo tipo de portes y espectaculares floraciones, que pueden configurar un jardín sostenible y bello a la vez.

“Las únicas especies para un jardín de este tipo sólo son las nativas”.

Aunque están mejor adaptadas a las condiciones naturales de la zona, no es preciso que todas las plantas del jardín sean autóctonas. Existen especies alóctonas que han formado parte de los jardines mediterráneos desde hace siglos.

“Las plantas son seres vivos fácilmente dominables”.

Ten en cuenta el crecimiento de las especies y su tamaño final. El jardín va evolucionando con el tiempo y un pequeño árbol puede ser en el futuro, el rey del jardín, o alguna poderosa enredadera, puede llegar a tapar una ventana.

“No hay prisa, el jardín se puede hacer poco a poco”.

No es buena idea hacer el jardín por partes, ya que eso suele implicar la ausencia de un plan común para todo el conjunto. Si no tienes recursos suficientes, haz un plan de todo el jardín y realízalo por fases: en la primera fase haz las infraestructuras y la obra civil, plantando las zonas que utilizaras más a menudo.

“Hay que echar gran cantidad de abono a las plantas”.

Abonando en exceso no se consigue que las plantas crezcan más y mejor, sino que se generan dos problemas: el exceso de nitrógeno produce un fruto demasiado tierno y grande, que es atacado con mayor facilidad por las plagas, y aumentan los daños por heladas, al disminuir la capacidad de respuesta de las plantas ante cambios bruscos de temperatura. Es mejor echar el abono en pocas cantidades y esporádicamente.

“Hay que podar los árboles en invierno, cuando están hibernando”.

En primer lugar, no es necesario podar todos los años, ya que de esta manera no se favorece un crecimiento fuerte, sino que se fuerza al árbol a que reponga cada año la masa verde imprescindible para sobrevivir. Cada año se pueden eliminar las ramas secas y es mejor el verano para cortar los retoños de las ramas principales y para hacer cortes selectivos en las puntas de las ramas.

Setos y cerramientos ornamentales

Los setos y cerramientos de plantas vivas son alineaciones de árboles o arbustos usadas para impedir el paso del ganado, vehículos o personas. También se utiliza para evitar la acción perjudicial del viento, para crear pantallas contra ruidos o para impedir la observación indiscreta en determinadas zonas de las explotaciones agropecuarias, urbanizaciones y jardines.

Hay que destacar que por el simple hecho de tratarse de plantas vivas son naturalmente ornamentales. Cada año, en la brotación, renuevan su aspecto con la variedad del colorido. Por el crecimiento, adoptan formas distintas que son susceptibles, incluso, de ser modeladas mediante la poda. Y son ornamentales porque permiten ocultar aspectos ingratos de las construcciones tales como casetas de servicio, depósitos de residuos, tanques metálicos, postes o las clásicas mallas metálicas de alambre galvanizado que dan aspecto carcelario a los cerramientos.

Los setos se utilizan no sólo para los propósitos indicados, sino también como elementos con fines estéticos en sí mismos, tales como realzar un parterre, una figura, o bien simplemente para crear pantallas vegetales de colores variados.

Ahora bien, no existe una línea divisoria entre los utilizados con uno u otro fin, porque la plantación y los cuidados culturales periódicos, tales como riegos, podas o tratamientos contra plagas o enfermedades tienen la misma finalidad, es decir, la conservación de las plantas en buen estado durante el mayor tiempo posible.

Incluso las plantas, tanto en un caso como en otro, pueden ser las mismas, aunque en las aplicaciones agropecuarias, normalmente establecidas en campo abierto, conviene observar la flora espontánea para elegir especies que se adapten a las condiciones de cada lugar.

En los casos de aplicaciones urbanísticas o de jardinería no cuentan tanto las condiciones externas como el efecto ornamental y paisajístico que se ha de conseguir, para lo que es frecuente corregir las deficiencias del suelo o la falta de humedad.

Las ventajas de los setos son, por tanto, además de impedir el paso o lograr la estética deseada, conseguir un coste bajo en relación con otro tipo de cerramientos e incluso la posibilidad de obtener flores o determinados frutos.

Pero, como siempre, además de ventajas también tienen inconvenientes, especialmente en el caso de la aplicación agrícola, ya que pueden perjudicar a los cultivos próximos, disputándoles el espacio, los abonos o la humedad. Asimismo pueden ser albergue de plagas y enfermedades que luego pasan a los cultivos.

Por otra parte, el propio desarrollo de los setos puede verse afectado por animales que los dañen o destruyan, en cuyo caso hay que acudir a especies espinosas para que disuadan a los animales de acercarse.

Especies

Son muchas las especies que pueden utilizarse para la formación de setos, y no sólo arbustivas sino también arbóreas. Actualmente tienen gran importancia para la formación de setos y cerramientos las coníferas. Por la frecuente utilización que se hace de ellas para este fin, se relacionan algunas indicando sus exigencias básicas.

De todas estas plantas, los cipreses son las coníferas más empleadas para setos, porque todas sus especies son realmente rústicas, ornamentales y de vida longeva. Satisfacen todas las exigencias que justifican por qué se las elige para este propósito, de modo que bien merece referirse a ellas en primer lugar, con el detalle necesario para obtener la mayor eficacia, tanto en el establecimiento de los cerramientos como en los cuidados para mantenerlos en perfecto estado.

Jardines: el diseño y sus fases

El diseño es una práctica que se utiliza en distintas disciplinas desde las diferentes ingenierías, pasando por la Arquitectura y las Artes Aplicadas. En realidad, toda disciplina creativa recurre a este procedimiento que, luego se plasma en objetos, dibujos, bocetos y esquemas. Como explica Agosti de Landa (2010), “el diseño es la invención de un objeto a partir de otro que le precede en el tiempo. El diseño es el proceso de creación visual con un propósito (estético y/o funcional), con la búsqueda de una solución”.

La tarea esencial del diseño de los jardines pretende un máximo aprovechamiento de las superficies e, incluso, la búsqueda de un efecto de “agrandamiento” a través de la correcta utilización de todos los elementos.

Como sabemos, los jardines requieren de un gran cuidado en su elaboración y mantenimiento, de manera que los árboles, las plantas o flores no se pueden colocar de un modo casual. Es fundamental pensar en el equilibrio y la belleza del resultado final.

A la hora de diseñar un espacio verde, debemos tener en cuenta tres elementos: césped, cielo y plantas. Por otro lado, las paredes, los árboles o los arbustos influyen en la totalidad del jardín, generando subespacios interconectados, dentro de una misma área.

No obstante, desde el punto de vista del diseño, el césped es el plano horizontal que integra y realza las distintas composiciones del jardín.

Hay múltiples alternativas de diseño según los aspectos a considerar: el terreno, los materiales a emplear, el propósito, entre otros. Sin embargo, hay una serie de rasgos que siempre se deben respetar:

  • Alrededor de una edificación, el jardín debe acordar con las líneas rectas y los ángulos que definen a la construcción.
  • A medida que el jardín se aleja de la casa, se puede ir aumentando la variedad de formas y texturas, de manera que pueden empezar a predominar las curvas y los círculos. De este modo, las áreas de mayor superficie se ocupan con césped, mientras que los arbustos y los árboles aportan verticalidad y constituyen el verdadero esqueleto del espacio.
  • Cuando los terrenos son extensos, podemos introducir zonas ajardinadas más “naturales”, donde predominen los árboles y el aspecto sea más sencillo y rústico. El gran beneficio de este recurso es su bajo mantenimiento.

Al margen de estas tres reglas, lo primero que hay que hacer es un estudio exhaustivo de: el asoleamiento (mediante las salidas y puestas del sol), el viento, la estación del año, la ubicación de la propiedad, las actividades que se realizan en ella, el tipo de suelo y los usos que eventualmente tendrá el césped.

Luego se realiza un croquis del terreno con la ubicación de la casa y rumbo (exposición), con los datos recolectados en el estudio de asoleamiento y con los objetivos planteados. Confeccionar este bosquejo, antes de elegir las especies y la forma de implantación, es fundamental para un buen resultado final.

A continuación, analizaremos todas las fases que debemos completar para asegurar el éxito de nuestro diseño:

Estudio del suelo

Es recomendable realizar un estudio del suelo para poder distinguir sus características y adaptarse a ellas a la hora de empezar a plantar. Cuando ya existe un jardín y lo que se pretende es modificarlo, conviene registrar las plantas o árboles preexistentes y apuntar, en un boceto, la estructura del jardín anterior. De esta manera, nos aseguramos de aprovechar al máximo todos los elementos posibles.

Asimismo, conviene tener siempre presente el presupuesto del que se dispone tanto para ponerlo en práctica como para su posterior mantenimiento.

El césped

Aunque, el césped es un elemento destacado, siempre hay que pensarlo en relación con los otros componentes del jardín. Por ejemplo, un factor a contemplar es el terreno. Hay que tener presente que, en los terrenos bajos, el jardín puede sufrir inundaciones por lo que es conveniente aterrazar para que las plantas puedan desarrollar sus raíces por encima del agua.

Otros puntos a considerar son las relaciones entre céspedes y árboles o céspedes y obras arquitectónicas. Es fundamental recordar las dificultades que revisten el crecimiento, desarrollo y mantenimiento del césped en la zona de debajo de los árboles y en los alrededores de una construcción.

Precisamente, en el caso de suelos compactados es necesaria la aireación del terreno.

En cuanto a su estética, la carpeta puede tener distintas formas:

  • Apaisada: para los jardines paisajistas. El césped sigue la forma dejada por los canteros de las borduras florales y arbustivas, generalmente se usan elementos flexibles como puede ser una manguera y luego se marca la forma elegida con una pala filosa.
  • Geométrica o Formal: el césped se ubica en un lugar determinado, de forma circular, rectangular, cuadrada, elíptica, etc. Y generalmente conforma un parterre de césped y arreglos florales o un bordado.

Selección de las plantas

El tipo de suelo, la profundidad disponible para plantar, la luminosidad ambiente (la cantidad de horas de sol), la humedad, la calidad del agua, la variabilidad térmica y de corrientes de viento son los principales factores para la elección de las plantas que van a integrar un jardín. Por su parte, la gran diversidad de especies hace que siempre podamos encontrar alguna que se adapte a nuestras necesidades y gustos estéticos.

El resultado final del jardín dependerá de las plantas que se utilicen, de su textura, estructura, forma, colores o flores. Las plantas son útiles para crear nuevos espacios y producir diferentes sensaciones. No se deben seleccionar las plantas en función de la belleza de sus flores, sino por el hecho de que las condiciones sean favorables para su supervivencia.

Todo ejemplar debe ser conocido y analizado porque es fundamental pensar la posición y la función de cada planta dentro del conjunto del jardín. Así, pueden colocarse varias plantas juntas o por separado.

La elección y ubicación de las plantas debe armonizar con el diseño y no al revés. Por eso, es importante comprar las plantas o ir al vivero después de planificar. Si se trata de un jardín pequeño, no podemos poner plantas que tiendan a crecer mucho ya que quitarían gran parte del espacio y tendríamos que realizar una poda constante.

El cambio estacional también influye en la selección de la vegetación. Siempre se debería incluir algunas plantas perennes, que mantengan la hoja todo el año, para evitar que el jardín quede desierto en Invierno. Lo mismo sucede con las flores que, además de formas diversas, aportan la nota de color. Deberíamos procurar utilizar aquellas especies que tengan prolongados periodos de floración o floraciones reiteradas en el año.

Por último, hay que evitar incluir excesivas variedades de plantas en la misma zona. Lo aconsejable es dar lugar a un diseño sencillo, no recargado, mediante la elección de un color dominante y la agrupación cuidadosa de distintas variedades.

Los árboles

Debido a su verticalidad, su fortaleza estructural y al impacto visual que causan, los árboles constituyen el centro de referencia durante el diseño de un jardín. Al igual que las plantas, también ofrecen una gran variedad de posibilidades por lo que su distribución y elección deben ser muy bien planificadas.

Dentro de la planificación de un jardín, los árboles pueden: constituir pantallas (a modo de setos altos o como masa cortavientos), crear fondos con masas de árboles, hacer grupos de 3 o 4 ejemplares o grandes masas, formar alineaciones a cada lado de un camino o, bien, plantarse aislados para ser apreciados en su individualidad.

Para su disposición hay que considerar dos factores: tamaño y crecimiento. El tamaño de un árbol se mide, sobre todo por su altura y por el diámetro de su copa. Así, es posible encontrar árboles de primera magnitud o grandes (más de 20 m), de segunda magnitud o medianos (entre 10 y 20 m) y de tercera magnitud o pequeños (10 m o menos). Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta la velocidad de crecimiento de los árboles, con el fin de evitar posibles problemas de espacio o de desarrollo del árbol. La velocidad de crecimiento está determinada por la especie o variedad que se trate.

Además de su funcionalidad, los árboles tienen una misión ornamental, ya que las formas de los árboles son diversas: esféricas, columnares, pendulares, en forma de sombrilla, o en forma de abanico. Estas formas brindan un atractivo al jardín, además de ofrecer sombra. También hay que tener presente si se trata de clases perennes o caducas, el color, la textura del follaje, el brillo de las hojas, las flores y los frutos. Los árboles perennes, cuyas hojas no caen en ninguna estación del año, son muy útiles como cortavientos y para mantener el color verde en invierno. Los caducos, que pierden sus hojas en otoño, dan sombra en verano y en invierno permiten el paso de la luz a través de sus ramas.

Sistema de riego

Su planificación es uno de los fundamentos principales del jardín, ya que del riego adecuado depende la vida del mismo. Hay que señalar que el agua no se puede administrar negligentemente, sino que cada planta debe recibir el agua que requiere. Por eso, no se debe regar con calendario, la frecuencia depende de distintos factores que habrá que ir viendo en cada caso. Por ejemplo, a pleno sol siempre hay que regar más que en la sombra, algunos climas son más lluviosos que otros, las especies recién cultivadas piden más agua (porque tienen un sistema radicular poco desarrollado aún), cuando se trata de plantas en maceta hay que regarlas bastante más que las sembradas en el suelo.

Actualmente, esta actividad se ha simplificado mucho gracias a la existencia de sistemas automáticos, capaces de adaptarse a cualquier necesidad. Sin dudas, el riego automático con programador es el sistema más eficiente para regar un jardín ya que admite todo tipo de emisores, desde aspersores y difusores hasta goteo. No obstante siempre existen zonas de jardín a las que el riego automático no llega lo suficiente o que precisa condiciones especiales de regado. Para estos casos se emplea el riego manual.

Complementos

En todo diseño de jardín es importante lograr puntos focales de atracción visual. Puede ser una fuente, una escultura, un pequeño estanque, plantas con poda topiaria, un rincón de maceta, un adorno. Si el jardín es pequeño conviene hacer uso de un único ornamento que actuará de punto focal.

Un buen recurso para obtener un punto focal es la instalación de algún tipo de circuito de agua. Además de aportar belleza, el agua permite la vida de nuevas especies de animales y plantas. Lo primero que se debe realizar, entonces, es la elección del elemento adecuado para ese jardín; decisión que dependerá de la utilidad que se le pretenda dar. Así, la primera opción consiste en las fuentes (una pequeña pileta con una boquilla y un surtidor) que admite no sólo la circulación de agua, sino también el sonido o la instalación de iluminación.

Por lo general, las fuentes suelen ser piezas elaboradas en piedra reconstruida, arcilla, cemento, materiales sintéticos como el PVC, mármoles o piedra natural. Hay numerosos modelos y estilos disponibles, desde las minimalistas y despojadas hasta las que se destacan por los detalles de sus bases y platos y pueden tener figuras trabajadas que pueden alcanzar una altura de hasta más de dos metros.

Es aconsejable que la fuente no quede situada debajo de un árbol ya que, eventualmente, éste despedirá hojas secas y dará un aspecto sucio y desprolijo. Del mismo modo, tampoco se aconseja colocarla en un lugar donde haya mucho viento, porque la evaporación del agua es mayor y, además, el chorro de agua que despida el surtidor se verá desviado y deformado. Conjuntamente con estas precauciones, hay que ser muy cauto para evitar posibles problemas derivados de la conjunción del agua y los sistemas eléctricos.

Otra posibilidad de punto focal es la colocación de un bebedero de pájaros. Se trata de una estructura que, normalmente, incluye un pie y que también puede tener movimiento.

Finalmente, existen otros medios de enorme originalidad aunque sean más complicados en su construcción. Una de ellos, y tal vez el más bello, es la construcción de un estanque, ya sea natural o artificial. El estanque es ideal para cuando se desea tener plantas acuáticas o peces, porque una fuente, por el movimiento del agua que produce, impide la vida de éstos.

Operaciones de mantenimiento preventivo para césped natural

El mantenimiento del césped natural es el cuidado de un ser vivo con toda la complejidad que ello conlleva, no sólo por mantenerlo con vida, sino con las propiedades que se le demandan (resistencia, altura máxima, densidad, uniformidad, etc.). Para ello, a continuación describiremos las principales operaciones de mantenimiento y recomendaremos una programación al final.

Ensayo del terreno y del agua de riego

Es altamente recomendable para realizar un buen mantenimiento obtener información sobre las necesidades que tiene la planta. Para ello se puede realizar un ensayo del terreno y del agua de riego en el que se reflejen el grado de humedad, pH, composición del terreno, granulometría, compacidad, salinidad, conductividad y permeabilidad.

Con este tipo de ensayos se pueden planificar las principales operaciones de mantenimiento, aportando a la planta todo lo que necesita y sólo lo que necesita, con lo que se amortiza el ensayo en el ahorro sustancial en gasto de enmiendas de fertilizante, arena, resiembras, etc. Por todo ello esta operación es muy importante, y no debe ser entendida como un gasto superfluo sino como una inversión.

Aportación de nutrientes (fertilización)

Con los datos obtenidos en los ensayos realizados se pueden deducir las necesidades de la planta y cómo y en qué cantidad se deben suministrar. Incluso a veces, si se riega con aguas de origen residual, se puede reducir el nivel de fertilización debido a que éstas poseen nitrógeno. Así pues, se planificará el tipo de fertilizante y su composición en los principales nutrientes como el Fósforo, Potasio, Magnesio, Hierro y Manganeso. Es a veces muy adecuada la dosificación del fertilizante mediante cualquier producto que realice liberación lenta como las cápsulas, materia orgánica, etc., que aseguran una fertilización dosificada en el tiempo y no por picos. Esto se debe utilizar más donde los programas de fertilización son más espaciados como en los climas cálidos-mediterráneos.

Es adecuado realizar la fertilización lo más homogénea posible, ya sea a mano o mediante unos carritos especiales que esparcen las bolas de fertilizante. Esto evitará quemaduras o crecimientos incontrolados. El abonado es recomendable usarlo tras la siega, ya que con esta operación la planta pierde parte de los minerales absorbidos.

Riego

La cantidad de agua de riego que necesita la planta está en función de muchos factores: de la cantidad de evaporación de humedad del suelo y la transpiración de las hojas, de la reserva de humedad que es capaz de sostener el terreno y de las precipitaciones. Todos estos factores están dentro de un ciclo que debe estar en equilibrio para que la entrada de agua (precipitaciones, riego) y la salida de agua (evaporación, transpiración, escorrentía, lavado) sean iguales, y en caso de distanciarse en el tiempo que la reserva de agua (condiciones del terreno y del drenaje) sea suficiente hasta el próximo aporte.

El aporte de agua que no se cubra con las precipitaciones deberemos pues realizarlo mediante el riego. El riego debe ser de forma homogénea, preferiblemente de noche, cuando las condiciones de evaporación por radiación solar y de viento no son extremas. Hay que tener en cuenta que si se utilizan aguas residuales, éstas pueden ser beneficiosas para las plantas, pero pueden llegar a ser perjudiciales para las personas, sobre todo en campos deportivos donde el jugador interactúa directamente con el césped. En estos casos es conveniente estar seguros de la composición de estas aguas.

Es necesario un riego abundante tras la fertilización para disolver en parte los gránulos y facilitar la absorción.

Siega

La siega es una operación de corte de las hojas del césped que evita la tendencia a encamar y espigar y permite mantener las hojas y tallos a una altura compatible con las necesidades de juego. Una siega más frecuente aumenta la densidad de la pradera deportiva.

Esta acción se realiza con máquinas de cuchillas que pueden ser rotativas o helicoidales. Las rotativas dan un corte imperfecto, pero permiten cortar el césped a cualquier altura requerida, en cambio las helicoidales dan una excelente calidad de corte y permiten siegas a alturas más bajas. Estas últimas aunque necesiten mayor mantenimiento son las más recomendables para praderas deportivas.

La altura de corte depende del tipo de deporte, y a continuación describimos los más recomendados:

  • Fútbol: verano (25-38 mm), invierno (12-38 mm)
  • Rugby: verano (25-50 mm), invierno (50-75 mm)
  • Tenis: verano e invierno (10 mm)
  • Golf (Greens): verano e invierno (3-5 mm)
  • Golf (Tees, salidas): verano e invierno (10 mm)

De todas maneras, la altura de corte de la planta debe ser como máximo de 1/3 de la altura total. Teniendo esto en cuenta se programarán las siegas para no cortar demasiado la planta.

Es igualmente recomendable realizar la siega cuando la planta está seca (evitar segar después de una lluvia o de un riego) y alternar la dirección de la siega para evitar deformaciones y encamados.

Por último, cabe destacar una de las tendencias actuales de no recoger los restos de siega, con la finalidad de que se descompongan y de devolver los minerales eliminados con la siega a la planta. Esta circunstancia puede ser ventajosa sólo en algunos casos, ya que puede contribuir a la formación de fieltro (capa impermeable entre el suelo y las hojas) y puede ser un nido de creación de enfermedades.

Sin embargo, en la actualidad existen máquinas segadoras-recicladoras que trituran los restos de siega en pequeñas partículas fáciles de descomponer, que dependiendo de las especies plantadas, si son ricas en celulosa (Lolium Perenne, Poa Pratensis), se descomponen fácilmente y se incorporan al terreno sin crear fieltro.

Aireado

El aireado es una operación dirigida a evitar la compactación y oxigenar en profundidad el terreno, para que el sistema radicular pueda realizar el intercambio de gases con normalidad y para aumentar el drenaje.

Esta operación se realiza mediante la inclusión de pinchos, ya sea manualmente, mediante horcas, o mecánicamente mediante rulos con púas. La profundidad de aireado óptima se encuentra en unos 10 cm. Existe maquinaria especializada (sacabocados) que no sólo realizan el agujero sino que sacan la tierra sin compactarla. Se recomienda realizar un aireado en primavera y otro en otoño, aunque este último no es tan necesario. En terrenos muy arenosos no es imprescindible debido a la porosidad elevada de este tipo de suelos. En estos casos se puede espaciar el tratamiento a uno cada dos años.

Escarificado

Esta operación está enfocada a eliminar el fieltro. El fieltro es una capa superficial de 1 o 2 cm de espesor que se forma con restos de hojas, raíces y tierra suelta. Esta capa es impermeable y no permite el paso de agua y nutrientes al terreno, además de ser un foco de creación de hongos.

Con el escarificado se rompe y elimina parte del fieltro mediante el arañado superficial del terreno con máquinas especializadas o manualmente mediante rastrillos. Con el aireado también se rompe fieltro, pero menos. Es aconsejable realizar uno en primavera y otro en otoño si hay acumulación de fieltro.

Después de realizar el escarificado se debe pasar un rastrillo con púas flexibles para recoger el forraje que ha dejado la máquina en superficie. El césped también agradecerá una pequeña resiembra (8 g/m2 de Poa Pratensis, 10-15 g/m2 de Ray-Grass o 3 g/m2 de Agrostis según las especies que tengamos).

Recebo

El recebo es un aporte de arena o de una mezcla de arena y turba que el terreno agradece, sobre todo, después de un aireado o escarificado. Después de estos dos últimos tratamientos y conjuntamente con la fertilización se puede realizar un recebo. En los campos de arena pura es conveniente elaborar un recebo con el mismo tipo de arena.

Desinfección de red de riego

La normativa de prevención de la legionelosis obliga a realizar una desinfección de la instalación de riego en medio urbano por ser una instalación clasificada como de riesgo bajo. Si bien habría que matizar que los aspersores de corto alcance (<3m) no llegan a nebulizar el agua y ponerla en suspensión, por lo cual el riesgo de inhalación es mínimo o casi nulo. Aunque también es cierto que este tipo de aspersores es más común en jardinería ornamental que en grandes praderas deportivas, donde se colocan aspersores de grandes alcances para evitar la proliferación de puntos conflictivos dentro del campo.

Para realizar la desinfección nos encontramos con un problema, que es la incompatibilidad de los desinfectantes que se utilizan (por norma habitual hipoclorito sódico -lejía-) con el propio césped natural, ya que si se realiza una hipercloración de la red hasta el punto último de consumo (aspersor), el agua que se vierta por él al césped acabará por quemarlo en pocos días. Algunos organismos oficiales de control admiten a cambio de no efectuar la hipercloración en la fase terminal, aumentar el control y la desinfección en los depósitos de donde se nutren, con lo que se evita el problema. Sin embargo, sigue sin desinfectar la parte final de la instalación. Las alternativas a este procedimiento siguen siendo difíciles de ejecutar, como la colocación de grandes mangueras conectadas a los aspersores para reconducir el agua hiperclorada fuera del césped o una instalación de retorno, que en definitiva elevan el coste e imposibilitan su viabilidad económica. Habrá que seguir a la búsqueda de dar salida a la desinfección en este tipo de instalaciones.

Planificación de operaciones de mantenimiento preventivo para césped natural

Césped natural para la práctica de Rugby y Fútbol

El césped natural es el único pavimento que está formado por un ser vivo, a diferencia de los demás que son materiales inertes. Esta circunstancia hace que sea uno de los pavimentos más complejos y del que tan sólo se puede realizar una mera aproximación al conocimiento de sus principales características y de su mantenimiento.

Para el mantenimiento del césped natural deberemos, además de conseguir que el pavimento responda a una serie de características requeridas por los deportes que lo utilicen, velar por la salud de la planta y cuidar de ella, ya que muchas de las propiedades que los deportes demandan dependen principalmente de que la planta esté sana.

Los pavimentos de césped natural que se utilizan para deportes están realizados con una pradera deportiva que se compone principalmente de los siguientes elementos:

Capa drenante: Compuesta en la mayoría de casos por gravas o zahorras de granulometría variable de un espesor medio de unos 30 cm. Esta capa evita el encharcamiento y el exceso de humedad en la zona de enraizamiento y en la superficie del césped. En algunos casos el drenaje se responsabiliza únicamente a zanjas que recogen el exceso de agua o incluso al propio terreno si se dan unas características adecuadas. Estos sistemas son de peor calidad, pero pueden llegar a funcionar.

Sustrato: Esta capa es la zona de enraizamiento y la que sirve de base para el crecimiento de la planta. Normalmente se coloca un geotextil entre la capa drenante y el sustrato. El sustrato debe cumplir las propiedades de servir de soporte físico del sistema radicular, de permitir el intercambio de gases necesario y la aireación de las raíces y evitar el encharcamiento. Para ello su composición ideal para un terreno deportivo sería un sustrato de arena de pura calidad (preferentemente de sílice y lavada de río) de granulometría comprendida entre 0,125 mm y 1 mm y de unos 10 cm de espesor. Este tipo de sustrato tiene como ventajas la aireación permanente de las raíces, que el campo no se compacte, evitar el proceso de mezcla de suelo con arena y que el drenaje sea perfecto. En cambio la desventaja es el coste elevado y la inestabilidad que puede generarse cuando el sistema radicular no es compacto, como por ejemplo, en presencia de hongos, recién sembrado, etc. Por ello, la arena se suele mezclar con una baja proporción de finos que le aporten cohesión. También se suelen realizar mejoras físicas de terrenos preexistentes mediante el aporte de arena y su mezcla con el terreno. Estas actuaciones aunque de peor calidad son más económicas y más estables en caso de pérdida de cobertura vegetal (Campos de entrenamiento o de bajo mantenimiento).

Capa vegetal: Como último componente del pavimento se encuentra la capa vegetal donde se encuentran los tallos, brotes y hojas de la planta. El césped se puede componer de varias especies o de una mezcla de ellas. Cada especie o variedad tiene una serie de características.

A continuación se describen algunas que se pueden ajustar a las necesidades de una pradera deportiva:

Poa Pratense

  • Color verde azulado.
  • Resiste mucho el pisoteo.
  • Crecimiento lento, se debe combinar con Ray-grass o fetusca.

Lolium Perenne (Ray-Grass)

  • Rápida germinación.
  • Resistente al pisoteo.
  • Tolera el frío.
  • Resiste moderadamente la salinidad.
  • Ideal para resiembra.
  • Resistencia a hongos.
  • Exige mucha agua y abono debido al crecimiento rápido.

Especies para climas cálidos – mediterráneos:

Cynodon Dactilon (Bermuda)

  • Resiste a la sequía.
  • Tolera la salinidad del suelo y de las aguas de riego.
  • Resiste el pisoteo.
  • Resistente a los hongos.
  • Si la temperatura es inferior a 10° C se detiene el crecimiento y amarillea.

Zoysia Japonica (Zoysia)

  • Césped fino, pisable y resistente.
  • Potentes raíces que aguantan una falta de agua.
  • Crecimiento lento que permite espaciar o aumentar los periodos entre siegas.
  • Resiste cierta salinidad.

Fetusca Arundinacea (Fetusca alta o Cañuela alta)

  • Hojas anchas duras y bastas (5-10 mm).
  • Césped poco denso, pero muy resistente.
  • Bajo mantenimiento y alta adaptación a condiciones adversas.
  • Resistente a la aridez, el pisoteo y el arrancamiento.
  • Necesita menos aporte de agua que otras especies.
  • Magnífico estado sanitario, gran capacidad de autodefensa y recuperación.

Las características que se le requieren a esta última capa viva dependen del tipo de deporte que se practique sobre él, y que repasamos a continuación:

Rugby

Es el deporte que más propiedades demanda al césped. Éste deberá tener un sistema radicular profundo que le confiera resistencia para las tracciones que se producen en las melés y otros lances del juego. Además, este deporte necesita que el soporte tenga una alta absorción de impactos, que sea bastante elástico. Para ello se utilizará un corte alto de siega y se intentará que la densidad del césped sea alta y la del terreno baja. Debido a las altas solicitaciones mecánicas a las que se ve sometido es necesario que el césped tenga también un alto grado de regeneración.

Fútbol y Fútbol 7

Estos deportes solicitan al césped menos resistencias mecánicas que el Rugby, aunque también son elevadas. Así pues el césped no tiene por qué tener un sistema radicular muy profundo. En cuanto a la absorción de impactos, requieren también que el campo sea elástico. Esto se conseguirá con la ayuda de una porosidad elevada del terreno (alto grado de arena que evita la compactación) y de una altura de siega no muy baja, aunque este aspecto incide en otra característica que se le demanda al terreno de juego en estas superficies: la rodadura del balón. Ésta, en la mayoría de los casos, necesita que el rozamiento sea bajo (campo rápido) y para ello requerirá una altura de siega baja, aunque también podemos tener en cuenta que el rozamiento se puede disminuir con un riego previo a la disputa del partido.

club futbol Extremadura

Trabajo en el campo de futbol de Almendralejo (Extremadura)

A finales de este mes de Febrero hemos empezado los trabajos de remodelación completa del césped del Francisco de la Hera en Almendralejo (Extremadura), sera una obra completa donde se sustituirán desde el sistema de drenaje, de riego, etc y todo en un tiempo récord, tal como el cliente necesitaba y toda la obra estará lista en unas 2 semanas, justo a tiempo para recibir al Mérida.

El presidente del club Extremeño, el señor Manuel Franganillo se siente muy satisfecho del avance de los trabajos, ya que el estado en el que se encontraba el césped era deficiente para un club de la categoría de bronce del fútbol profesional Español.

Desde Arpasa damos las gracias todos los vecinos e Almendralejo por el volcado que han tenido con su equipo y damos gracias también a los medios de comunicación por el seguimiento informativo de esta noticia.

Destacamos que el Club de futbol Extremadura ha dispuesto una zona del estadio para que los aficionados al futbol puedan seguir la evolución de las obras, las cuales podrán seguirse en tiempo por internet.

Y también puede verse en youtube el vídeo de la rueda de prensa donde se presentaban el inicio de las obras

 

Diseño de campos de golf

Diseño de campos de golf

El diseño de campos de golf se ha convertido en todo un arte. Lo más importante a la hora de proyectar un campo de este tipo es la elección de un terreno adecuado. Por este motivo, es muy importante realizar un estudio topográfico previo del espacio donde se va a construir el campo de golf. Conviene tener en cuenta que las pendientes de más del 20% exigen un importante movimiento de tierras, por lo que el coste de la construcción se ve incrementado de forma notable.

Por el contrario, tampoco conviene que el terreno sea totalmente llano. Lo ideal es que las pendientes sean de aproximadamente un 6% y que la topografía del terreno sea lo más variada posible. En cuanto al tamaño de la finca, el espacio mínimo recomendado para construir 18 hoyos (par 72) es de 50 hectáreas de terreno. No obstante, se pueden diseñar campos de golf mucho más pequeños, dependiendo de las necesidades y el presupuesto disponible. Además, es esencial que el terreno tenga garantizado el abastecimiento de agua.

 

Diseño de campos de golf

 

 

Profesionales del diseño de campos de golf

Otro aspecto importante en el diseño de campos de golf son los condicionantes ambientales, como por ejemplo si existe algún tipo de protección sobre el terreno. También es importante realizar un estudio del tipo y la cantidad de vegetación con la que cuenta la finca. Con el análisis de todos estos factores sobre la mesa, los diseñadores se hacen una idea de la superficie útil de la que disponen para crear un campo de golf. Sin embargo, los diseñadores no son los únicos profesionales que intervienen en la construcción y el diseño de un campo de golf. También hay que contar con la participación de ingenieros agrónomos, licenciados en ciencias ambientales y expertos en paisajismo.

Para el adecuado diseño de campos de golf, la disposición y construcción de los mismos debe tener un máximo estándar de seguridad para los jugadores, así como en las fincas que rodean el campo. Es importante que el campo de golf sea confortable y se pueda realizar el cambio de hoyo caminando. Asimismo, cada hoyo debe ser «jugable» y atractivo, integrado en el entorno natural y respetuoso con el medio ambiente. También es muy importante que tanto los tees de salida como los greens sean bonitos y estén bien cuidados.

 

Diseño de campos de golf

Cuando el diseñador de un campo de golf tiene ante sí un nuevo reto, lo primero que debe hacer es estudiar cómo es el terreno que se va a transformar. Como ya hemos comentado, son esenciales factores como la topografía, los recursos acuíferos existentes y la vegetación. El entorno donde se va a ubicar el campo de golf y el tipo de campo necesario son otros parámetros muy importantes. Ante la carencia de recursos acuíferos, los diseñadores suelen optar por construir campos de golf provistos de amplios lagos en los que se pueda almacenar el agua. Otra solución consiste en reducir la superficie de césped y optimizar los recursos de riego.

 

Diseño de campos de golf

 

 

Enfermedades del césped natural: cómo combatirlas

Hay distintos modos de combatir las enfermedades del césped natural. La más común en el césped no artificial es la aparición de hongos. Normalmente, los hongos surgen debido a la humedad y a las altas temperaturas. Su presencia puede apreciarse por la aparición de zonas de césped muerto, con tonos amarillos, dorados o marrones. Generalmente, las especies de verano son más propensas a presentar hongos en la época invernal, mientras que las especies de invierno suelen padecerlos cuando llega el calor.

Enfermedades del césped natural

Resulta esencial identificar cuanto antes qué hongo específico es el que está dañando el césped. En caso contrario, si no lo tratamos a su debido tiempo, el césped puede morirse o bien las manchas instalarse definitivamente. Hay que tener en cuenta que incluso los expertos pueden tener dificultades para identificar los hongos. Por lo tanto, lo más conveniente es realizar un análisis microscópico en laboratorio para fijar exactamente la enfermedad que padece y qué tratamiento debe aplicarse.

 

Enfermedades del césped natural: prevención y control

Para prevenir y controlar la aparición de hongos conviene proceder a un riego adecuado, realizar un corte regular y a la fertilización del césped. No obstante, cuando los hongos ya están presentes, lo mejor es erradicarlos mediante el uso de fungicidas. No cabe duda de que cuando la enfermedad ya está presente en el césped, lo más conveniente es aplicar los fungicidas de forma inmediata. Según el tipo de fungicida, lo más normal es aplicarlo por segunda vez transcurrida una semana.

 

 

Factores a tener en cuenta

Conviene tener en cuenta estos factores para erradicar las enfermedades del césped natural:

  • El césped es más fuerte si subimos la altura del corte. Será más resistente al ataque de enfermedades provocadas por los hongos. También a la sequía y al ataque de insectos.
  • No conviene regar durante los tres días posteriores a la aplicación del fungicida. De esta manera, evitaremos que se diluya en el suelo.
  • Los fungicidas son mucho más eficaces cuando entran en contacto con la hoja de la planta.
  • Abonar de forma escasa o excesiva perjudica al césped natural a la hora de combatir y prevenir la aparición de hongos. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que aplicamos la cantidad de abono justa.
  • Conviene aplicar un tratamiento fungicida al cortacésped, tanto en las carcasas como en las cuchillas. Así se evita que el hongo se transmita a otras zonas sanas o bien a las áreas ya recuperadas.
  • En caso de que algunas partes del césped hayan sufrido un daño irreparable y estén muertas, lo mejor es sanear la zona y resembrar de nuevo. Ten en cuenta que la resiembra debe hacerse con variedades lo más resistentes posible. En caso de que la enfermedad se reproduzca, lo más conveniente es consultar con un productor de césped. Actualmente existen numerosas variedades de césped resistentes a los hongos más comunes.
  • Como medida de prevención, procura no caminar sobre la zona infectada. Ten en cuenta que se podría transmitir la enfermedad a otras zonas del césped que están sanas.